estrategIA #66 - Cinco peticiones clave a los políticos sobre inteligencia artificial para 2025
Newsletter pionera en español sobre inteligencia artificial en la Política y el Gobierno. Impulsada por la Institución Educativa ALEPH
Cinco prioridades ineludibles para los políticos ante la revolución de la IA en 2025 y años venideros
La inteligencia artificial no es solo una herramienta tecnológica; será, con enorme probabilidad, el motor de una revolución (similar en su alcance al menos a la agrícola o a la industrial) que reconfigurará completamente la sociedad, la economía y la política en las próximas décadas. En un contexto donde 2025 podría, a la luz de avances tan fascinantes como O3, marcar el inicio de la llegada de la inteligencia artificial general (AGI), es crucial que los líderes políticos tomen decisiones audaces y valientes para preparar a las sociedades para un futuro próximo altamente probable, aunque no seguro, donde los cambios se producirán a una velocidad de vértigo.
Estas son cinco peticiones fundamentales que desde estrategIA les planteamos, a la luz del conocimiento que nos da el seguimiento cercano, semana a semana, de la cuestión, para abordar este desafío histórico.
1. Hagan de la inteligencia artificial una prioridad
Probablemente debería ser “la prioridad” viendo su potencial innovador y su velocidad exponencial de desarrollo pero uno se conforma ya con que la consideren algo prioritario. Muy pocos políticos son conscientes de las transformaciones que muy probablemente vienen, uno de los que mejor lo ha expresado fue el exprimer ministro de Reino Unido Tony Blair que declaró ya hace unos meses que “La inteligencia artificial significa que nunca ha habido un mejor tiempo para gobernar” por cosas como estas:
“No hay absolutamente ninguna duda de que estamos en una era de transformación. Cosas que antes eran imposibles se volverán posibles; avances que habrían tomado décadas ocurrirán en pocos años o incluso meses; el valor que podemos añadir, las mejoras en eficiencia que podemos lograr, los beneficios radicales en los resultados que podemos asegurar, podrían ser verdaderamente revolucionarios.”
La IA va a impactar en los próximos años todos los campos de la ciencia, la economía y la sociedad de formas que aún no somos capaces ni de vislumbrar, no hacerla una prioridad en 2025 sería una catástrofe y visto lo enmarañados que están nuestros representantes en sus pugnas y problemas “de siempre” no se puede ser muy optimista. Los países o regiones que entiendan bien el grado de cambios y prioridad que la IA necesita tendrán una ventaja diferencial durante mucho tiempo por el propio carácter acelerador de la disciplina ya que en los próximos años, quizá ya comenzando en 2025, serán ya las propias IAs las que entrenen y mejoren las siguientes generaciones de inteligencia artificial acelerando aún más el proceso de desarrollo (este es un hecho diferencial clave frente a cualquier otra tecnología de la historia y no debe subestimarse).
Para ello es importante el desarrollo de políticas integrales con coordinación internacional así como la formación de las élites políticas y técnicas de la administración: No basta con priorizar la IA; es preciso que los políticos entiendan mínimamente los fundamentos técnicos, éticos y sociales de la IA. Programas de formación continua para políticos, funcionarios y asesores podrían ser cruciales para lograr pronto una mejor toma de decisiones y hace falta también una apuesta decidida del sector público por considerar su desarrollo una prioridad, no sólo hay que conocer, regular y legislar hay que desarrollar, impulsar y aplicar IA en la política y el gobierno y facilitar el nacimiento y desarrollo de empresas del sector en tu país y región.
2. Impulsen el desarrollo de la IA de forma segura, pero lo más rápido posible dentro de lo que permita esa seguridad
La seguridad en el desarrollo de IA es crucial, pero también lo es la rapidez para aprovechar sus beneficios. Como señala el profesor de Oxford Nick Bostrom en este fragmento de video que les recomendamos vivamente, cada día que retrasamos la implementación responsable de estas tecnologías, prolongamos innecesariamente el sufrimiento humano.
Existe una urgencia moral para la humanidad de ayudar a la gente lo antes posible que debe llevar a una aceleración responsable. La rapidez debe provenir de la convicción de que la IA puede mitigar sufrimientos. Por ejemplo, en salud, la IA aplicada al diagnóstico temprano de enfermedades, el descubrimiento de nuevos fármacos o la optimización de sistemas sanitarios, muy probablemente, salvará millones de vidas. Aplazar estas ventajas por temor, sin una justificación sólida, puede considerarse una omisión moral con los ciudadanos.
Esto debe ser compatible con desarrollar una IA segura y que contemple las necesidades del conjunto de la sociedad y de todos los individuos y no sólo los intereses de los poderosos o de las grandes corporaciones que podrían tener la tentación de apoderarse de ella y de sus frutos produciendo una sociedad profundamente desigual, tal y como advierte el premio Nobel de Física de este año, Geoffrey Hinton. Por ello es clave también la democratización de la IA y del acceso a ella, existiendo incluso propuestas que tratan de asegurar el que cada ciudadano tenga una capacidad de cómputo garantizada por el estado porque podría ser una necesidad tan básica y un elemento tan diferenciador como lo es hoy en día el acceso al agua corriente, a la luz o a Internet.
3. Protejan a las personas no los empleos
No tenemos serenos, faroleros, conductores de coches de caballos… como a finales del siglo XIX . Hemos pasado por múltiples reconversiones industriales muchas de ellas en España, lamentablemente, tremendamente dolorosas y fallidas por su enfoque.
La historia nos enseña que proteger empleos obsoletos o instituciones anacrónicas es ineficiente y no funciona en el medio plazo. En lugar de intentar preservar un sistema laboral del siglo XX debemos centrarnos en proteger a las personas garantizando su dignidad y sus condiciones básicas de vida.
En la revolución industrial, muchas reconversiones fracasaron porque se priorizó mantener empleos en lugar de preparar a las personas para nuevas realidades. Hoy, herramientas como la Renta Básica Universal (UBI) ofrecen una solución más moderna y eficaz para ayudar en la transición, que puede ser muy traumática por su velocidad, hacía un mundo postescasez donde las máquinas dotadas con inteligencia artificial realicen la mayor parte del trabajo y la innovación científica y los nuevos desarrollos tecnológicos abaraten enormemente el acceso a productos y servicios.
Parece muy necesario que los políticos comiencen ya en 2025 a estudiar medidas que por su novedad y complejidad técnica y de implementación no se pueden improvisar de un día para otro cuando, previsiblemente, en unos pocos años comience la destrucción masiva de empleos. Destacamos especialmente dos prioridades urgentes:
Implementar, cuando los trabajos comiencen a ser realizados masivamente por IAs y por robots (algo que ocurrirá en los próximos años y décadas) , la renta básica universal (UBI) como una red de seguridad económica y como una garantía de igualdad que cuanto menos cubra las necesidades básicas de la población, liberando además su capacidad creativa del yugo del trabajo remunerado que, por desgracia, no es una actividad que la mayor parte de los humanos realice con satisfacción. También es una fórmula más justa que otras que podrían proteger a los trabajadores que ya están en un empleo pero dejar desvalidos a aquellos que se encuentran en el paro o son abocados a él por la automatización de su trabajo y muy difícilmente podrían acceder a un empleo remunerado en un contexto en el que las IAs serían mejores, más eficientes y más baratas cada año. La renta básica universal se centra en preservar la dignidad de todas las personas de forma universal y muy probablemente sea (en el modelo final que se aplique porque hay múltiples opciones de llevarla a cabo y de financiarla) la mejor solución transitoria durante el periodo inicial de la llegada de la AGI y el desarrollo de la superinteligencia (ASI).
Rediseñar el sistema educativo para preparar a las personas para un futuro donde las habilidades humanas complementen a la IA y posibles nuevos trabajos se generen en áreas nuevas y diferentes y también para adecuar la mentalidad a vivir en una sociedad donde una gran parte de nuestra identidad no venga ya determinada por el trabajo remunerado –que en la gran mayoría de ocasiones realizarán mejor las IAs y los robots– como en la actualidad.
La historia económica demuestra que intentar mantener empleos anacrónicos es una medida ineficiente y a menudo condenada al fracaso. En lugar de sostener estructuras laborales del pasado, la política debe velar por el bienestar de las personas, no por la permanencia de puestos de trabajo ineficientes o estructuras que desaparecerán tarde o temprano y comenzar ya a estudiar y a adoptar soluciones novedosas a una situación completamente diferente a todo lo vivido.
4. Estén dispuestos a “romper cosas”. No van a funcionar bien muchas de las instituciones del s. XIX (o anteriores) que aún tenemos en el mundo y será imprescindible cambiarlas o eliminarlas
Muy ligada a la anterior, tenemos esta recomendación que podría apoyarse también directamente en otras relevantes palabras del exprimer ministro laborista, Tony Blair
“Government is all about process, and AI is all about automating process” (el gobierno se trata de procesos, y la inteligencia artificial se centra en automatizar procesos)
Habrá muchas áreas de la administración que podrán ser automatizadas en gran medida, con una gran mejora de la eficiencia y ahorro de presupuesto que puede ir destinado a proteger a los ciudadanos en general con propuestas de renta básica universal o similares que se tornarán factibles en parte también gracias a esas mejoras de eficiencia y esos enormes ahorros en la estructura de las administraciones.
La burocracia y los entramados institucionales actuales, heredados de la Revolución Industrial, podrían quedar obsoletos ante el dinamismo de la AGI. Tony Blair subraya que la IA puede automatizar procesos gubernamentales, haciendo que muchas estructuras actuales sean lentas, costosas y poco efectivas. Ante esa nueva realidad que llegará muy rápidamente en los próximos años se plantean las siguientes necesidades:
Rediseño institucional: Es necesario repensar la gobernanza, desde parlamentos y ministerios más ágiles hasta agencias de supervisión flexibles capaces de responder a problemas emergentes.
Automatización de procesos administrativos: La administración electrónica ha sido el primer paso; con la IA, se puede ir mucho más lejos. Automatizar tareas tediosas y repetitivas no solo ahorraría costes, sino que permitiría redirigir recursos hacia servicios sociales más personalizados. Esto implicará reevaluar roles, jerarquías y competencias en la función pública. En la actualidad tenemos un caso muy claro en la Unión Europea de pervivencia de una institución “obsoleta” para su función: varios países europeos aún exigen trámites notariales para crear una sociedad lo que está provocando una feroz reacción en redes de asociaciones de emprendedores que piden unos procedimientos adaptados al año en que vivimos y la tecnología disponible como existen en otros países, incluso muchos de la propia UE, como Estonia.
5. Planifiquen ya para el futuro, no le pasen la patata caliente a los siguientes gobiernos
Es imposible abordar una transformación tan enorme como la que la IA traerá a nuestras vidas en los próximos tiempos sin pensar, por una vez, en los próximos 10 años y no en los 10 meses que puedan quedar de una legislatura o en las 10 semanas de campaña.
La transformación que traerá la inteligencia artificial requiere medidas audaces que no pueden improvisarse y no se ponen en marcha en dos semanas, habrá que redefinir probablemente todo el estado del bienestar en Europa y en muchos países. Y los tiempos de esta tecnología y los de las empresas que la impulsan no son, ni mucho menos, los habituales de los gobiernos ni administraciones.
Es crucial explorar fórmulas como la renta básica universal o similares –en previsión de la probable automatización de la inmensa mayoría de puestos de trabajo–, que podría garantizar la subsistencia de toda la población y crecer en poder adquisitivo a medida que los avances científicos y tecnológicos abaraten los productos y servicios. Otras alternativas, a la más sencilla y directa renta monetaria, incluyen dotar a los ciudadanos de una participación en empresas u organizaciones públicas de IA o garantizar el acceso a recursos como tiempo de computación o robots que trabajen en su beneficio. Estas medidas, bien implementadas, podrían conducir a una sociedad post-escasez donde la calidad de vida sea significativamente superior a la actual y se mitigue el enorme problema de aumento de la desigualdad que el avance de la IA permite al hacer cada vez más irrelevante el trabajo humano.
Al mismo tiempo, es fundamental rediseñar el sistema fiscal para adaptarlo a esta nueva realidad. La IA generará enormes beneficios empresariales que deben ser gravados de forma proporcional, mientras que los impuestos sobre las rentas del trabajo en su forma actual –cuestión distinta es si se grava a los agentes o a los robots– pasarán a ser muy poco relevantes. Este nuevo marco fiscal no solo debe garantizar la equidad, sino también fomentar la innovación y el acceso universal a los beneficios de la IA.
El contrato social entre ciudadanos y Estado deberá actualizarse para garantizar un reparto justo de los frutos de la IA. La legitimidad de los gobiernos dependerá de su capacidad para proteger a las personas, no a estructuras laborales o administrativas obsoletas, y para gestionar los cambios con visión de futuro, priorizando siempre el bienestar colectivo sobre intereses particulares.
Reflexión final:
La llegada de la AGI —asumiendo que se materialice en un plazo cercano de muy pocos años como todo apunta ahora mismo (aunque en ciencia y tecnología no hay dogmas ni seguridad absoluta, pero se debe trabajar con la evidencia disponible que apunta claramente en esta dirección)— demanda una transformación radical en el modo en que los gobiernos actúan. Las cinco peticiones descritas se articulan en torno a la misma idea: la IA y la AGI no son simplemente herramientas más, sino fuerzas transformadoras que exigen un replanteamiento profundo de las prioridades, las estructuras y las lógicas políticas. Priorizar la IA, desarrollarla de forma segura pero rápida, proteger a las personas antes que a instituciones caducas, estar dispuestos a rediseñar el Estado y las administraciones y planificar a largo plazo conforman un marco de acción ambicioso pero necesario.
La política no puede limitarse a ser un freno o un espectador pasivo del cambio tecnológico. Debe situarse en el centro del tablero, anticipando riesgos, aprovechando oportunidades y, sobre todo, colocando la dignidad humana y el bienestar global como guía última de la acción pública. Sólo así, al llegar al final de esta década podremos decir que la revolución de la IA se ha encaminado hacia un futuro más justo, próspero y humano.
Fernando Nieto Lobato
Director de Innovación Digital de la Institución Educativa ALEPH
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La Agencia Española de Supervisión de Inteligencia Artificial (AESIA), con sede en A Coruña, tendrá 80 empleados en 2025 y ya ha iniciado los procesos de selección necesarios. Este organismo, adscrito al Ministerio para la Transformación Digital, funcionará inicialmente con fondos ministeriales hasta contar con su propio presupuesto. AESIA ya realiza labores de divulgación y promoción de la IA responsable y sostenible, pero comenzará a inspeccionar prácticas prohibidas en febrero y asumirá competencias sancionadoras en agosto. Además, apoyará la innovación en IA y trabajará desde el remodelado Edificio La Terraza.
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OpenAI, liderada por Sam Altman, ha presentado un plan para transformarse en una Corporación de Beneficio Público, con el objetivo de recaudar los fondos necesarios para alcanzar la inteligencia artificial general (AGI). Bajo este esquema, la PBC controlará las operaciones comerciales, mientras que la entidad sin ánimo de lucro de OpenAI se enfocará en proyectos sociales y educativos, manteniendo una participación accionaria. Esta estrategia busca superar las limitaciones de la estructura actual, que incluye alianzas como la de Microsoft, y atraer más inversores. Sin embargo, el plan enfrenta oposición, incluida una demanda de Elon Musk.
España moderniza su Ejército con inteligencia artificial para operaciones en el campo de batalla
El Ministerio de Defensa de España acelera la incorporación de inteligencia artificial (IA) en las decisiones tácticas y operativas del Ejército. Recientes adquisiciones incluyen herramientas para analizar fuentes abiertas (OSINT), procesar datos masivos y automatizar decisiones estratégicas. Inspiradas en conflictos como la guerra en Ucrania, estas iniciativas buscan mejorar capacidades en ciberdefensa, guerra electrónica y guiado de municiones, mientras se exploran proveedores tecnológicos nacionales.
La modernización, parte del plan Fuerza 2035, combina IA con drones y nubes de combate. Sin embargo, desafíos como la dependencia tecnológica y el costo de licencias plantean interrogantes sobre la sostenibilidad del avance.
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IA en acción (nuestro rincón más práctico)
Herramienta de IA de la semana
La pasada semana nos llegó DeepSeek V3, un modelo de lenguaje de inteligencia artificial de código abierto desarrollado por la startup china DeepSeek. Cuenta con 671.000 millones de parámetros, de los cuales se activan 37.000 millones por token, utilizando una arquitectura de mezcla de expertos (MoE) para optimizar la eficiencia.
La clave, y lo que lo hace un logro extraordinario, es que nos encontramos con un modelo open Source al nivel de GPT-4 y de los modelos punteros actuales (de los que no usan razonamiento, claro, como O1 u O3). Además ha sido entrenado con un coste ridículo lo que nos viene a confirmar que en un año o dos tendremos este tipo de sistemas corriendo en ordenadores “normales” o incluso en nuestros móviles en local con un abaratamiento de costes brutal que nos lleva a vislumbrar un futuro muy cercano con inteligencia casi gratis y ubicua.
Prompts para GPT-4
Les traemos dos interesantes prompts relacionados directamente con el artículo principal de esta semana:
Actúa como una consultora gubernamental de alto nivel especializada en la transformación de instituciones públicas. Diseña un plan detallado para rediseñar las estructuras administrativas de un país, adaptándolas al uso masivo de inteligencia artificial. Incluye en tu propuesta la automatización de procesos clave, la reestructuración de roles y jerarquías para maximizar la eficiencia, y estrategias concretas para optimizar el uso del presupuesto público, asegurando transparencia y sostenibilidad.
Actúa como un economista especializado en políticas públicas y redacta un informe técnico de 1,000 palabras que analice cómo implementar una Renta Básica Universal (UBI) en un país afectado por la automatización masiva de empleos. Incluye en el análisis ejemplos históricos de reconversiones laborales exitosas, los principales desafíos económicos y sociales asociados con esta medida, y una evaluación detallada de los beneficios potenciales tanto a corto como a largo plazo. Asegúrate de fundamentar los argumentos con datos relevantes y perspectivas de expertos en el tema.
Recomendación de la semana
No todos los días puede uno escuchar una conversación tan interesante como esta que mantienen, con la IA como tema estrella, seis galardonados con el premio Nobel de 2024 en los campos de la física, la química, la medicina y las ciencias económicas. Muy recomendable.